Un viaje a través de la historia contable

Si no lo sabias, la historia de la contabilidad es realmente fascinante y muy antigua ya que existe desde los primeros vestigios de la civilización eso hace 7000 años atrás. De acuerdo a evidencia recolectada, se sabe que, para ese entonces, los habitantes llevaban registros de los bienes comerciados mediante la escritura de signos y dibujos, y servía para representar bienes, animales y personas.

Se considera además que los sumerios, fenicios y asirios practicaban la contabilidad a través de listas de gastos, bienes recibidos y vendidos, y otros documentos similares con alrededor de 7,000 años de antigüedad, plasmados en tablillas y registros rudimentarios. Esto es importante señalarlo porque, aunque el Imperio Romano destacó por su manejo de la información financiera, no fueron ellos los primero en hacerlo, de hecho, los antiguos persas también tenían prácticas contables.

Ya para los años 320 y 185 A.C. en el Imperio Maruya de la india, el brahmán y escritor Chanakya escribió el tratado “Arthashasthra”, detallando cómo llevar los libros contables de un Estado soberano.

A medida que el hombre desarrolló el comercio y se civilizó, también fue agregando ciertas necesidades a los registros dando pasos hacia la contabilidad moderna como la conocemos hoy.

Los primeros textos sobre contabilidad surgieron en culturas donde se inventó la matemática.  En Italia, un fraile franciscano llamado Luca Pacioli publicó un tratado llamado “Summa de aritmética, geometría, proportioni et proportionalita» publicado en 1494, donde se hablaba detalladamente de la partida doble. La partida doble, es un sistema universal que se utiliza para registrar contablemente todas la operaciones relacionadas con dinero. Su esencia, radica en registrar cada operación dos veces, una en el “debe” y otra en el “haber”, generando una igualdad matemática. Esta regla, es el santo grial de la contabilidad y todos los sistemas contables modernos de la actualidad. Por ello, y debido al nivel de detalle que entregó Pacioli en su tratado, se le adjudicó la paternidad de esta hermosa disciplina. Sin embargo, antes ya había un estudio de la partida doble del año 1458 de Benedetto Cotrigli Raugeo, pero aquí aplicó: ¡no importa ser el primero, si no el mejor!

A medida que la humanidad siguió avanzado, llegó la industrialización y con ella el capitalismo  en donde la contabilidad tomó mayor protagonismo. A partir del 1600 y con el auge de las sociedades por acciones, fueron necesarios nuevos sistemas de información contable, generándose una división de: la contabilidad para propósitos internos (para administración), y la contabilidad para propósitos externos (con fines financieros).

En el siglo XIX, en Escocia, se profesionalizó el oficio separándose de la abogacía. Y para en 1854, el Instituto de Contadores de Glasgow peticionó a la Reina Victoria para una Carta Real, solicitando la formalización del oficio contable como uno de tradición y respeto, cuyos profesionales pasaron a ser considerados como “contadores públicos”.

Poco después surgieron los primeros colegios de contadores públicos en Gales y en Inglaterra, a finales del siglo XIX. Siendo Londres el centro financiero del mundo durante la Revolución Industrial, las consideraciones británicas sobre la contabilidad pasaron pronto a ser norma internacional y a tener eco en otras naciones. En los Estados Unidos, por ejemplo, el primer Instituto Americano de Contadores Públicos fue establecido en 1887.

La contabilidad, es una tarea milenaria y hermosa que sin duda ha aportado muchísimos beneficios a la humanidad. Actualmente, se toman decisiones en el ámbito público y privado basados en la información de sistemas contables donde se procesa información en tiempo real y conectando a personas y empresas de todo el mundo.

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